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Noemí Medina

¿Crees que tu hijo adolescente trasnocha para fastidiarte?

El por qué los adolescentes tienen distintos patrones de sueño que los adultos

Si eres padre o madre de adolescentes, habrás observado que, si hasta hace poco dormían como angelitos y se despertaban a la misma hora que tú o antes, ahora no hay forma de que se vayan a la cama, ni de que se duerman pronto.

Si es así, puede que se te haya pasado por la imaginación, que lo hacen para fastidiarte, o que lo único que les importa es jugar a la consola, ver series o estar en redes sociales, hasta las tantas, sin pensar en sus responsabilidades del día siguiente.


La verdad, es que no lo pueden evitar. Que los adolescentes tengan distintos patrones de sueño que los adultos y a veces disruptivos, tiene una causa biológica.

Para entender un poco mejor qué ocurre, hay que saber que la estructura interna del sueño en el ser humano, varía a lo largo de las distintas etapas de la vida. No solo en cuánto al número total de horas que dormimos, también en cuanto a qué porcentaje de esas horas de sueño es sueño R.E.M. (Rapid Eyes Movement) y cuánto es NO REM.

Cuando nacemos, prácticamente el 50% de las horas de sueño, es sueño REM. Los científicos piensan que esto tiene que ver con la relación que existe entre el sueño REM y la alta tasa de crecimiento de neuronas que se está produciendo en esa etapa.

Durante el primer año y a lo largo de la infancia, cada vez el porcentaje de sueño REM es menor y los periodos de vigilia son cada vez más largos. A los 10 años más o menos está ya constante y posteriormente entre los 10 y los 20 años, se produce una disminución de la cantidad de sueño, que continúa hasta el final de la vida.

Cuando llega la adolescencia, se observa que los patrones de sueño cambian. Los adolescentes, aunque siguen necesitando dormir las mismas horas, tienden a acostarse más tarde y a levantarse más tarde también. 

Esto hace que si entre semana se acuestan entre las doce y las 2 pero se tienen que levantar a las 7, no consiguen alcanzar las horas de sueño que necesitan. Los fines de semana y en vacaciones, suelen levantarse mucho más tarde, lo que les permite recuperarse un poco de lo que no han podido dormir entre semana. 

Pero entre el cambio circadiano del retraso en acostarse por las noches y la necesidad de sueño, la carencia de sueño se cronifica y esto tiene consecuencias no deseables como: el bajo rendimiento, estado somnoliento durante el día, la dificultad para concentrarse, el mal humor, disminución de la memoria a corto plazo, etc.

Sin embargo, como hemos dicho antes, el hecho de acostarse más tarde no es una opción que ellos decidan, se trata de un aspecto biológico.


Estudios científicos han indicado, que los patrones de retrasar la hora de irse a dormir ocurre en los adolescentes de todas las regiones del mundo. 

Además en laboratorio se ha trabajado con la exposición controlada de luz y se ha observado que el ritmo de melatonina, que es la hormona que incita al sueño, está retrasado en la fase de la adolescencia. 

Esto se ha correlacionado con el desarrollo sexual, con lo que no tendría tanto que ver con la edad en sí, sino con la fase de desarrollo sexual en la que se encuentren. Así se explicaría por qué, el retraso en acostarse, se producen en niñas en edades algo más tempranas que en niños.

Estudios con ratas en laboratorios, como los realizados por la Doctora Theresa Lee de la Universidad de Michighan, también replicaron el retraso en la hora de dormir en ensayos evidenciando la correlación con la intervención de hormonas como la progesterona y la testosterona.

Si bien hay diferencias ente unos y otros adolescentes, debido a la genética, el hecho de que sus cronotipos sean más bien nocturnos, es generalizado .


Parecen claros los beneficios en adolescentes que se acuestan tarde y se levantan tarde a diario, se encuentran más felices y se sienten mejor.

El problema sigue siendo, cuando por estudios o por trabajo tienen que madrugar mucho. 

Si bien es cierto, que hay muchas universidades y trabajos con turnos de tarde, y el teletrabajo ha propiciado el poder trabajar orientado a resultados gestionando nuestros propios horarios; desgraciadamente, estamos lejos aún de que la sociedad entienda y de respuesta a las distintas necesidades de sueño no sólo durante la fase de adolescencia, sino también de las personas con cronotipos nocturnos o con trastornos de sueño.

Al menos como padres, podemos comprenderles en esta etapa, facilitar que vivan de acuerdo a sus necesidades fisiológicas de sueño, o al menos permitirles su recuperación los fines de semana dejándoles dormir lo que necesiten.

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